¿Por qué esta tierra?
Son muchos los lugares que podemos disfrutar en nuestra incursión por Depresión Intrabética, o lo que es lo mismo, por las comarcas de Huéscar-Baza-Guadix que en su longitud máxima rondará los 140 km lineales.
Aunque las tierras hacen a los hombres, no sólo son estas tierras las que ofrecen paisajes desbordantes, son a sus gentes,otro valor inigualable a las que hay que tratar para captar su indiosincrasia formada a través de los miles de años de vida en una comarca aislada y austera, pero sorprendente en toda su magnitud.
Gentes criadas en el aislamiento,ese aislamiento que les aporta un sello personal, no olvidemos, además, que estamos en una zona con, quizá, la renta más baja de toda Europa occidental, pero la pobreza o el aislamiento no siempre son sinónimo de ignorancia, las gentes del campo, que son la mayoría de sus habitantes, son gentes sabias, criadas al calor de la tierra, el sol y el hielo. Que no es poca cosa. Hablar con ellas es también una manera de hacer turismo, en este caso sociológico.
A los monumentos naturales, por hermosos que sean, les falta lo que las personas suman, que es esa sabiduría que aporta la dureza de su vida, sin gentes nada es igual.
Junto a Balcones de Piedad, escasamente a dos km , está el Puente de Hierro , que es una vieja vía del ferrocarril abandonada. el puente es singular porque está diseñado por el famosísimo Eiffel, el de la Torre de París.
Ese puente era el paso más alto en que circulaba un tren en España y cruza el barranco donde estamos situados, a unos 50 metros de altura.
Una vez que pasaba un tren, había en el tramo del puente un hombre cruzándolo a pie , el hombre no estaba muy sereno, más bien iba bebido y con el traqueteo del tren sobre el puente de hierro y que una de las protecciones de ese puente no estaba en su sitio ocurrió que el hombre se cayó a lo profundo del barranco de tal forma que no se mató, porque Dios no quiso, pero el porrazo lo merecía, el caso es que a partir de ese momento, este amigo se quedó con el apodo de» El Divino», porque vivió para contarlo y fue un auténtico milagro que no se matara. Esta es la historia de «El Divino», nacido en Gor, precioso pueblo.